viernes, 21 de marzo de 2008

Primavera

El día del juicio final
me iré de acampada
al monte helado
y allí haré hervir la nieve
con mi pasado.

El verde florecerá
en pleno invierno
y yo reiré,
le reiré al mundo
que ya no significa nada
y mis encías sangrarán
con nuevos dientes de leche.

Abonaré
las grietas de la piel con cenizas
de cajas con forma de corazón
(ataúdes de espíritus blancos)
y Kurt
reirá también conmigo
mientras se vuela los sesos
una y otra vez.

Abajo, en la ciudad,
un niño de veintiún años
tropezará con esquinas rotas
en su carrera hasta mí.
Sus gritos dirán que,
a punto de conocer el amor,
se siente solo.
Pero él ya fue
y yo ya no seré.

El monte volverá a palidecer
y con mis dientes
amamantaré gusanos
que bailarán en el agujero
a ritmo de grunge.