miércoles, 16 de septiembre de 2009

Días extraños



Prueba del positivo atrofiado
es que, sin fin o con él,
recordaré rincones ahogados.

No es bueno, murmura su voz,
observar el vuelo desde abajo
pero fui al nacer marcado
por dulces besos de hiel.

Se acercan días extraños
y aquí quedará la sonrisa
envuelta en húmedo trapo.

sábado, 2 de mayo de 2009

Dos años

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Hoy dos años clavando días
en esta coraza del que erra,
agujereando noches en venas
para escribir la recia desdicha.

Cruje el martillo del hombre
al golpear a su hija suicida
-Esperanza- con la cobardía
innata al que ya no es joven.

Ecos de huesos que rompen
contra gigantes de espinas
trituran residuos de juicio

de la aberrante monstruosidad
que llora minúscula al saberse
hoy dos años clavando días.
.

sábado, 14 de febrero de 2009

Happy Valentine

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mientras troceo mis recónditos deseos
y consumo conversaciones de extraños
al ritmo de narcotizados parpadeos

la distancia
nuestra distancia
la de los dos

moldea su espacio y su tiempo
haciéndolos crecer desfigurados-
agonizantes en las grietas del espejo

........................................................el .............reflejo
..............................................roto.............. de la historia
......................................nuestra.............. historia


de todo aquello que sólo fue sueño
queda un infame testigo olvidado
mi corazón entre pétalos muertos
.
.
.



"She was the color of TV
her mouth curled under like a metal snake
although Holy Wood was sad
they'd remember this as Valentine's day"
.

miércoles, 4 de febrero de 2009

Suicidios de chocolate

Deja caer la mano
acariciando el papel:
ya siente llegar
ese hueco que absorbe
el día blanco.
Cuadraditos azules
dispuestos a ser soporte
en la irrupción
del cómico-trágico ayer.

Un lápiz garabateando
como vía de escape
confirma con trazos partidos
que todo carece
de sentido.
Sentado impasible
observa cómo se entumecen
los renglones al beber
suicidios de chocolate.

lunes, 12 de enero de 2009

Amanece

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..........Amanece. Sus ojos saludan con desgana al sol que lucha por abrirse paso entre los huecos de la persiana. Las sombras siguen inundando la habitación, ahora más imperfectas que hace sólo unas horas, pero aún vivas puede sentirlas crepitando entre las sábanas, agonizantes, preparándose para huir y ponerse a salvo hasta que el sol vuelva a esconderse tras la montaña.

..........Otro día más, percibe con claridad qué ha sido lo que le ha hecho abrir los ojos, romper con su preciada irrealidad. No han sido esos pequeños focos de luz, ni los asquerosos sonidos que salen de la garganta de esa estúpida paloma gris que parece querer saludar cada mañana, ni la delicada brisa de la tardía primavera. Ha sido esa voz. Esa que cuchichea durante día y noche sin tomarse un respiro. La que le susurra los versos suicidas que lleva grabados en sus muñecas o aquellas palabras prohibidas que nunca dejaría escuchar. La que le dedica con cariño tenues risas dementes en el despertar. Ja-ja-ja-ja ¿Habrá algo en el teléfono? Despierta y cógelo. Así que abre los ojos y repite el robotizado movimiento de todas las mañanas. Y no hay nada. Ninguna señal. Vacío que volverá a acompañarle durante horas. Cae el teléfono sobre las sábanas.

..........Se sienta al borde de la cama y sus pies tocan el suelo de madera, que cruje dejando escapar imperceptibles gritos de horror. Naturaleza muerta que percibe innata el frío y el dolor.

..........Mecánicos movimientos le acercan al primer cajón de la cómoda, abriéndolo sin vacilación. Su mirada se pierde resignada en el contenido. Segundos más tarde acaricia de nuevo la dulce sensación de la afilada hoja separando la garganta en dos, ayudando así a respirar, a tomar el oxígeno necesario para el día. La herida deja entrever circuitos que se retuercen como serpientes en su interior. La sangre fluye delicadamente marcando el cuerpo, goteando en el suelo, indicando el camino hacia el escritorio. Se sienta frente al papel. Rojo sobre fondo blanco. Y escribe. Tacha. Y escribo.

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