lunes, 12 de enero de 2009

Amanece

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..........Amanece. Sus ojos saludan con desgana al sol que lucha por abrirse paso entre los huecos de la persiana. Las sombras siguen inundando la habitación, ahora más imperfectas que hace sólo unas horas, pero aún vivas puede sentirlas crepitando entre las sábanas, agonizantes, preparándose para huir y ponerse a salvo hasta que el sol vuelva a esconderse tras la montaña.

..........Otro día más, percibe con claridad qué ha sido lo que le ha hecho abrir los ojos, romper con su preciada irrealidad. No han sido esos pequeños focos de luz, ni los asquerosos sonidos que salen de la garganta de esa estúpida paloma gris que parece querer saludar cada mañana, ni la delicada brisa de la tardía primavera. Ha sido esa voz. Esa que cuchichea durante día y noche sin tomarse un respiro. La que le susurra los versos suicidas que lleva grabados en sus muñecas o aquellas palabras prohibidas que nunca dejaría escuchar. La que le dedica con cariño tenues risas dementes en el despertar. Ja-ja-ja-ja ¿Habrá algo en el teléfono? Despierta y cógelo. Así que abre los ojos y repite el robotizado movimiento de todas las mañanas. Y no hay nada. Ninguna señal. Vacío que volverá a acompañarle durante horas. Cae el teléfono sobre las sábanas.

..........Se sienta al borde de la cama y sus pies tocan el suelo de madera, que cruje dejando escapar imperceptibles gritos de horror. Naturaleza muerta que percibe innata el frío y el dolor.

..........Mecánicos movimientos le acercan al primer cajón de la cómoda, abriéndolo sin vacilación. Su mirada se pierde resignada en el contenido. Segundos más tarde acaricia de nuevo la dulce sensación de la afilada hoja separando la garganta en dos, ayudando así a respirar, a tomar el oxígeno necesario para el día. La herida deja entrever circuitos que se retuercen como serpientes en su interior. La sangre fluye delicadamente marcando el cuerpo, goteando en el suelo, indicando el camino hacia el escritorio. Se sienta frente al papel. Rojo sobre fondo blanco. Y escribe. Tacha. Y escribo.

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