Traje de noche

Vestirás la prenda sobre la que sangraron los dedos,
aquella que cosieron las lágrimas
en su abrupto camino hasta el suelo;
ésa donde se partieron mil agujas infectadas
por el óxido de almas defectuosas,
por el ácido de besos destilados.

Cansadas manos sujetan ese vestido blanco
que vio nacer, crecer, reír, llorar,
y arropó en el rincón más odiado.

Pero sus alfileres maestros siguen clavados
danzando al ritmo del corazón,
arañando cada centímetro de piel,
haciendo brotar la sangre en el momento oscuro
para que nunca lleguemos a olvidar
que nuestro destino es seguir bailando.