jueves, 29 de noviembre de 2007

Dolor es arma

La sombra de alguien grande
empequeñecido
se retuerce y se muerde
tratando de exorcizarse.
Él la observa desde arriba,
siempre está arriba,
controlando cada gesto,
y sólo dejará huir a las
l á g r i m a s.
Dolor es su arma
de destrucción masiva.
Dolor inodoro-silencioso
imprescindible en su plan
no pensado-ya nacido.
Por cada uña que nace
en la sombra de cristal
él crea un muro de acero
que ella ya no araña.
La sangre de sus dedos
dibuja sobre el metal
bebés colocados
de palabras malsonantes.
Perseverancia
cobra entonces sentido
para el que cobra
y lo pierde
para el que pierde.

9 comentarios:

blackjacket dijo...

destrucción masiva sólo para sí mismo?
eso sería auto-anulación?
y sin embargo...

Anónimo dijo...

No, no. Destrucción masiva para cualquiera que se le acerque. Él no es sombra, sombra es la anulada :´/

Globocautivo dijo...

Velocet, amigo ¿Qué bulle?
¿Qué sombras o muros?
¿Qué dolores asaltan?
Hay poemas que te muestran el reflejo, sólo el reflejo de todo un mundo en un instante, local.
Y cuánto es eso!!
Este es uno de ellos.
Un saludo,
el sombrero alzado.

Aprendiza de risas dijo...

Regreso a leerte y me voy otra vez con esa sensación rara... no sé de qué... no entiendo tu poesía, eso debe ser, pero soy mujer cabezota y regresaré. Te seguiré la huella, a ver que deparas...

Besos mientras tanto,

Anónimo dijo...

Yes baby i think i knew it... No tiempo para casi nada... no internet para actualizar... no paciencia más.


Extresss...





Noticias copiosas de tu parte? Pero estuviste??


SaludoX

Anónimo dijo...

tienes un universo propio muy original y auténtico, rodeado de cadáveres fetiche con los que experimentar en la delgada línea dolor-placer...

abrazo!

мin dijo...

Yo la pierdo..

Un saludo ;)

Velocet dijo...

Zenkiu, guys :)

Víktor Gómez Valentinos dijo...

Velocet:

Hallo esta pista, este no camino frente a las encrucijadas, más allá de las calles y puentes de la Ciudad. Hallo este no lugar que es común y despiste, en donde agudas cuerdas son tañidas por las ramas negras del viento sin patria y me con/vierto en piedra que tiembla, en arena que se aprieta contra los muros del silencio y la noche:
una triple venganza nos une, compañero, en ésta indócil resistencia, tan antigua de los valles, tan antigua de las cañadas, tan fiera y tan antigua del llano al otro lado de los océanos y las madrugadas.

No las esquelas,
si no
un humo gris que borra
las deudas
con los avernos urbanos
y
las páginas de azufre
en los libros
de la rutina
dejan este pequeño reguero de tinta ciega,
que comulga con tu rabia
y tu libertad,
compañero.

Tu Víktor